domingo, 25 de marzo de 2012

Restos de las tres religiones en Alcala de Henares

Alcalá permanece en esta época bajo jurisdicción real. El 10 de febrero de 1129 el rey Alfonso VII y su esposa Berenguela donan a los prelados toledanos, en pago a los servicios prestados a la corona por la Iglesia de Toledo durante la Reconquista, la ciudad de Alcalá.

Seis años después, el arzobispo Raimundo le otorgaría el llamado Fuero Viejo de Alcalá con el fin de promover la repoblación del territorio.

Podemos fijar la constitución de la Comunidad de Villa y Tierra de Alcalá desde el mismo momento de la reconquista de la población del llano pues en el documento de donación ya se hace referencia a sus términos antiguos de tiempos de Alfonso VI y de la época musulmana. Lo confirmaría el hecho de que ya en 1086 se menciona a la tierra de Alcalá.

El término de Alcalá no sufrió modificaciones importantes hasta mediados del siglo XVI. Estuvo constituido por la propia villa, cabeza de la comunidad, y un total de 25 aldeas distribuidas entre las comarcas geográficas de la Campiña y la Alcarria. La Tierra de Alcalá limitaba al N con la de Talamanca, al O con la de Madrid, al E con la de Guadalajara y al S con el Sexmo segoviano de Valdemoro.

La Villa se rigió por el Sistema de Concejo Abierto (asamblea de vecinos), este Concejo era convocado a campana repicada con asistencia de los dos concejos, el de caballeros y el de pecheros, gozando todos los presentes de voz y voto. Este sistema sufre importantes cambios, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIV, al instituirse la figura del regidor.

Salvos los cargos de designación arzobispal, el resto se elegían anuamente el día de San Martín (11 de noviembre). Existían dos distritos administrativos: Santa María y San Justo.

La administración de la justicia recaía en los alcaldes. Sus fallos eran absolutos y los juicios se celebraban en corral dos días por semana: viernes y sábados. De San Juan a la Virgen de agosto se suspendían los juicios a no ser un delito mayor: homicidio, violación o incendio.

Señalamos aquí que en la plaza de la Picota (hoy de Abajo), frente a las casa del Concejo se levantaba una picota, utilizada para ejecuciones, castigos, exhibiciones públicas de aquellos que vulnerasen el fuero.

¿Cómo era el barrio cristiano? ¿Cuáles eran sus monumentos más importantes y representativos? En el barrio cristiano se levantaban casas solariegas, ermitas, hospitales, escuelas y conventos. Pero parroquias propiamente dichas solamente existían dos entre los siglos XII y XIV la de San Justo y la de Santa María.

Una superficie importante fue ocupada por el palacio residencial de los arzobispos toledanos, cuya construcción inició Ximenez de Rada en 1209. El palacio contaba con su propio amurallamiento interior, resultaba así una fortaleza de la propia villa. Así en 1454 el arzobispo Carrillo ampliará este recinto amurallado incorporando la plaza del Mercado, que hasta este momento quedaba extramuros. Trasladó por este motivo la ubicación de las diferentes puertas: la de Guadalajara, Tenerías, San Julián, de los Judíos.

En este palacio tendrían lugar Cortes y Concilios y sería utilizado como residencia por los reyes durante sus visitas a Alcalá.
La comunidad musulmana.

En 1129 Alfonso VII y doña Berenguela hacen donación de Alcalá y su tierra al arzobispo de Toledo, don Bernardo. Este privilegio supone la fundación del señorío prelaticio sobre el territorio alcalaíno, origen de la ciudad de Alcalá.

A partir de este momento la zona se pacifica y la población torna al llano de forma masiva, la fortaleza sufre un declive inexorable, esto trae consigo la nueva situación de los musulmanes: situación de dependencia bajo el dominio cristiano.

¿Cómo vivían en esta nueva situación? La legislación foral los considera como ciudadanos de tercera categoría, incluso por debajo de los judíos, aunque la monarquía era garante de su seguridad. El rey nombraba sus alcaldes y justicias, pero los litigios con los cristianos se dirimían según la legislación foral.

Apenas se les permitía el trato con los cristianos, pues tenían prohibido relacionarse con ellos en cualquier actividad: cohabitar, comer, vender alimentos o medicinas.

No se les permitía bajo ningún concepto volver a su tierra, y si lo intentaban, eran severamente castigados. Vivían en tierras del arzobispo de Toledo.

La situación de esta comunidad en Alcalá mejora con el tiempo. Pues mientras que el Fuero Viejo los trata como esclavos, en los siglos XIV y XV hay musulmanes arrendadores de casas y tierras. Son respetados en sus manifestaciones religiosas, pues rezan en su mezquita sin ser molestados. También encontramos musulmanes en esa época dedicados a tareas artesanales y constructivas como alarifes del arzobispo. La mayor producción se sitúa entre los siglos XIII y XVI.

En esta mejora del trato por parte de los cristianos destacamos el hecho de que vivieran en la calle Mayor mezclados con judíos y cristianos.

Destacamos, por último, como legado importante de esta comunidad el nombre de Alcalá y el escudo que le representa: la fortaleza musulmana con el Henares a sus pies.
 
La comunidad judía.

Es difícil situar la llegada de los judíos a Alcalá. Es posible que ya en época romana ya hubiera judíos por estas tierras.

Según el padrón de Huete se puede situar la población de judíos en Alcalá entre seiscientos y setecientos. A lo largo del siglo XV la población va a disminuir progresivamente hasta su expulsión por los Reyes Católicos en 1492.

Esta población en la Edad Media era mayor que la Morería y sensiblemente inferior al caserío cristiano. En cuanto a sus ocupaciones fueron múltiples y diversas: artesanos, mercaderes de especias, médicos, encuadernadores, prestamistas, arrendatarios, recaudadores de impuestos, zapateros, pellejeros, traperos...

La calle Mayor, la que habitaban en casi su totalidad, se convirtió en la principal vía de la ciudad dado a su situación y a la actividad económica de la comunidad judía.

Es de destacar que el Fuero Viejo equipara a los judíos con los cristianos e intenta que se asienten en Alcalá. La legislación española medieval fue la más generosa en el trato a los judíos, legislación inspirada en la "Constitutio" de Inocencio III.

En cuanto a su convivencia en la ciudad, destacamos que tenían derecho de propiedad sobre bienes muebles e inmuebles. Y en cuanto a su relación con los cristianos destacar que no podían mantener amistad ni convivir con ellos.

Eran protegidos personales de la monarquía y también de los arzobispos. De ahí la libertad de movimientos que tenían para su actividad mercantil e incluso para viajar. Así podemos encontrarnos en Alcalá con judíos provenientes de Sevilla, Córdoba, Toledo o Zaragoza.

Este trato de favor se mantuvo hasta el decreto de expulsión de 1492, y en Alcalá la Inquisición no se ocupó de los judíos sino de los bautizados acusados de herejía.

Terminamos este pequeño recorrido sobre la comunidad judía en Alcalá resaltando su legado urbanístico, comercial y cultural.

Es en la cultura donde judíos ilustres escribieron páginas importantes para la historia de Alcalá: Menahem ben Zérah, historiador; Alfonso de Zamora, primer catedrático de hebreo de la universidad; Pablo Coronel, erudito hebreo; Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana; Pedro de Lerma, a quien Cisneros trajo con el cargo de Canciller de la Universidad.

 
BARRIOS Y CENTROS RELIGIOSOS EN ALCALÁ DE HENARES (S.XIII-XV)
Estamos ante una comunidad donde se practican las tres religiones monoteístas *. Los cristianos son la mayoría por número, autoridad y antigüedad. Aún así, nos encontramos con una comunidad y unos tiempos donde las creencias no son algo añadido, las tres comunidades tienen su centro de influencia y atracción en sus lugares sagrados, que se materializan en los correspondientes templos, considerados centros religiosos, sociales, educativos, de distribución de justicia y, sobre todo, de exaltación de la propia identidad, pensemos que cada grupo tenía su día especial o sagrado: domingo, sábado o viernes. La Iglesia* de los Santos niños, la sinagoga* y la mezquita* son mucho más que unos simples edificios.

Debemos considerar que, para los cristianos *, mayoría social, las expresiones de la fe se extienden por toda la ciudad; no así para judíos* y musulmanes* que, estando en una ciudad cristiana, encuentran en su centro religioso las huellas de identidad, sentido y el lugar concreto donde comunicarse con su Dios.

Vamos a conocer a estas tres comunidades desde sus centros y expresiones religiosas, no olvidemos que fueron capaces de convivir durante siglos conservando sus creencias y sin impedir las relaciones mutuas, con todos sus altibajos.

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